De golosos y tragones: Vips y el pan de muerto
El Día de Muertos es una de las festividades más representativas de nuestro país, una fusión de culturas y tradiciones que crearon nuevo, algo lleno de alegría, color y fiesta. Y, ¿qué sería del mes de octubre sin un pan de muerto? Toda una tradición en estas fechas y toda una celebridad en sí mismo, este delicioso pan tiene una historia tan sorprendente como la fecha que conmemora. Déjanos contarte sobre ella, e invitarte a probar nuestra versión de este clásico mexicano.
El origen del pan de muerto nunca ha sido del todo claro. Sabemos que antes de la conquista, se celebraba a los santos difuntos con figuras de amaranto, una tradición que como muchas otras, cambió por completo tras la llegada de los españoles a América. Con el tiempo, el amaranto dio paso al trigo y ahí comienza esta deliciosa historia.
El pan de muerto es sazonado con flores de azahar y esencia de naranja, lo que le da ese sabor inconfundible. Su forma redonda representa el círculo de la vida y los pequeños huesitos que lo decoran representan los puntos cardinales, que en la cultura azteca eran representados por Tezcatlipoca, Tláloc, Quetzalcóatl y Xipetotec. En algunas partes de nuestro país, el pan es decorado con azúcar color rojo, representando la antigua tradición de cubrir a los difuntos de cinabrio o sulfato de mercurio, de un característico color carmesí. Así que como vez, su forma no es casualidad, sino una representación de sus miles de años de historia.
¿Quién dirá que una pequeña confección tendría tantos secretos que contarnos?... Y ahora déjanos contarte sobre nuestro secreto: ¡tenemos el mejor pan de muerto que has probado! Si no nos crees, pregúntale a las más de 130,000 personas que lo probaron el año pasado, ¡los números no mienten!
Si nos visitas desde ahora hasta el 4 de noviembre, podrás pedir tu pan de muerto natural, relleno de cajeta o relleno de chocolate y así descubrir con nosotros porque de golosos y tragones... están llenos los Vips. ?